El ‘lío mental’ de la infanta Cristina para olvidarse del banquillo
La infanta Cristina quiere olvidarse de Noos y sueña con que el resto de los mortales y hasta el poderoso Google también lo olvide. Su deseo, al menos en lo que a su persona se refiere, le ha provocado “un lío mental importante”, según el impagable calificativo de su abogado, Jesús Silva. Parece que el dilema de S.A.R. es que quiere que todo se olvide, que se borren las huellas; un visto y no visto y, a la vez, que se deje de hablar de ella como uno de los nombres relacionados con el caso Noos, como si nada hubiera pasado.
Tras la euforia de saberse absuelta, pese a lo “agridulce” de compartir esa noticia con la condena de cárcel de su marido, en la infanta revivió su convicción de que nunca debieron imputarla: “¿Cómo? ¿Yo soy la hija del Rey?», exclamó en su momento cuando la investigación culminaba con la apertura del juicio oral. Ella siempre ha transmitido a sus amigos que los habían “engañado” y que su marido hacía lo que hacía “porque era muy bueno en su trabajo”. En otras palabras, porque él lo valía. Luego ha resultado que sí, lo valía, pero por estar casado con ella, y ella ser hija de Rey en la época Noos.
La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, en una imagen de archivo (Gtres)
Sus abogados no se ponen de acuerdo. ¿Hay que recurrir o no? Mejor no mover más lo que ya está calladito y absuelto o luchar por el derecho al olvido. Si se decide, la infanta recurrirá en casación al Tribunal Supremo y reclamará que se prohíba la emisión o publicación de cualquier imagen en la que aparezca en el banquillo de los acusados durante la vista oral del caso Noos.
Pau Molíns, otro de sus abogados -ella sí que tiene varios- ha explicado que se trataría de “limpiar cualquier sombra de duda sobre su honorabilidad” y que “esas imágenes han hecho mucho daño”. No lo dudo. Yo misma vi su cara ausente pero irremediablemente allí presente, sus gestos y su postura controlada en la incómoda silla de la sala habilitada como Audiencia de Palma en el polígono Son Rossinyol, al inicio del juicio, el pasado enero. Y la infanta Cristina, ¿no tendría que haber pensado en todo el daño que su no saber, su no conocer o su no recordar supuso para la Corona y para su propia familia, mucho antes de que ella tuviera que sentarse?
Una vez absuelta como cooperadora necesaria de los delitos fiscales de los que se acusa a su marido -condenada como partícipe a título lucrativo de 265.000 €- está satisfecha, pero quiere, según el propio Molíns, “tener un papel para sus hijos que diga que nunca se tendría que haber sentado en el banco de los acusados”. El intentar conseguir ese “papel” que anule su paso por Noos, como algunos fracasados matrimonios acuden a la Rota para desdecir su unión bendecida y fotografiada, supone seguir dejando su caso abierto y, por lo tanto, expuesto a los medios de comunicación. Ese es el dilema que en estos días ronda la cabeza de la ex duquesa de Lugo.
La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, en una imagen de archivo (Gtres)
Silva lo ha dicho bien clarito y asegura que al final “se hará lo que ella quiera”. Por él, recurrirían. El juez Castro opina, por su parte, que el posible recurso resulta impropio del siglo XXI. Él siempre tuvo claro que había que sentarla para que diera explicaciones, escucharla y juzgarla.
Si recurre e hipotéticamente lo consiguiera, podría abrir nuevas vías para intentar, por ejemplo, “que desaparezcan las imágenes o ejecutar dicho olvido ante Google”. Eliminalia, empresa que se dedica precisamente al derecho al olvido en internet, encuentra que el caso de la infanta no encaja en los que sí tendrían que borrar su rastro por dos razones: ha sido condenada, a título lucrativo pero condenada al fin y al cabo; y porque es innegable que su caso es de interés público. “No es viable”, aseguran.
Lo dicho: Cristina de Borbón, Infanta de España: Que se busquen a otra. Ni rastro en internet.